Enfrentamientos en La Macarena evidencian fracaso de autoridades locales frente a carreras ilegales de motos

Los piques ilegales ocurren a pocas cuadras de la estación de policía más grande de la zona. El enfrentamiento del viernes pasado dejó seis heridos y once vehículos inmovilizados
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Seis años de denuncias ignoradas: residentes de La Macarena se enfrentan a motociclistas en medio de piques ilegales

El fin de semana, el barrio La Macarena fue escenario de violentos disturbios que dejaron seis personas heridas, varias capturas y once vehículos inmovilizados. 

Cerca de las 10 de la noche del pasado viernes, decenas de motocicletas de alto cilindraje invadieron nuevamente las calles del barrio a velocidades temerarias, detonando la ira de vecinos que aseguran haber agotado todas las vías institucionales sin obtener soluciones. 

Lo que siguió no fue una operación de control, sino un enfrentamiento directo: residentes salieron a las calles por cuenta propia para frenar una práctica que se ha convertido en tormento cotidiano.

Las autoridades llegaron media hora después, cuando la confrontación ya había escalado.

"Llevamos más de seis años denunciando esto", afirman los habitantes de La Macarena, quienes aseguran haber presentado múltiples derechos de petición que nunca se tradujeron en acciones concretas. 

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Cada noche, de 10 de la noche a 3 de la madrugada, cerca de 100 motociclistas atraviesan el barrio en piques ilegales, perturbando la tranquilidad y poniendo en riesgo la seguridad de los residentes.

Pero el problema ha escalado a niveles alarmantes. "Ahora andan armados", denuncian los vecinos. "Cuando intentamos decirles que paren, nos responden con tiros al aire". El miedo se ha instalado en un barrio ubicado en el corazón de la ciudad que se siente abandonado por las autoridades.

La Alcaldía prometió intensificar controles en las zonas más afectadas y reforzar el trabajo conjunto con la comunidad. 

Sin embargo, los residentes señalan que no existe siquiera un puesto de control permanente en el barrio, evidencia de una desatención que consideran sistemática.

Una motocicleta de alto cilindraje o con el escape modificado puede generar niveles de ruido que superan fácilmente los 100 decibeles (dB) al acelerar con fuerza, alcanzando en algunos casos hasta 119 dB, lo cual equivale al sonido de un concierto de rock o una sirena a corta distancia. 

Estos valores sobrepasan ampliamente el límite de seguridad auditiva establecido en 85 dB, a partir del cual la exposición prolongada puede causar daño físico y psicológico.

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En contextos urbanos, como los “piques” o competencias informales, estos picos sonoros no solo resultan molestos sino que también representan un riesgo para la salud, ya que incluso exposiciones breves, pero repetidas a tales niveles de ruido pueden provocar pérdida auditiva, estrés y afectaciones en el descanso y bienestar de las personas cercanas.


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