Nobel de Medicina 2025: tres científicos descifran cómo el organismo evita las enfermedades autoinmunes

Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi fueron galardonados por revelar los mecanismos que impiden que el sistema inmunitario ataque los tejidos del cuerpo. Sus hallazgos abren rutas terapéuticas frente a enfermedades autoinmunes.
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Premios Nobel Medicina.
Foto: Según datos de la OMS, las revistas The Lancet y Nature, la prevalencia de las enfermedades autoinmunes ha aumentado en las últimas décadas hasta un 10 %. / AFP.

El Premio Nobel de Medicina 2025 distinguió a tres investigadores —la estadounidense Mary E. Brunkow, el también estadounidense Fred Ramsdell y el japonés Shimon Sakaguchi— por haber desentrañado uno de los equilibrios más finos del cuerpo humano: la capacidad del sistema inmunitario de defender sin destruir.

El jurado del Nobel destacó sus descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica, el mecanismo que permite que las células de defensa reconozcan a los patógenos sin atacar los tejidos propios. Sin ese control, el sistema inmunitario se convierte en un enemigo interior, dando origen a las enfermedades autoinmunes.

Desde Osaka, Shimon Sakaguchi, de 74 años, agradeció el galardón y afirmó que espera que su trabajo “abra nuevas oportunidades para aplicar el control inmunitario en entornos clínicos reales”.

Por su parte, Mary Brunkow, del Institute for Systems Biology de Seattle, expresó que este reconocimiento pertenece a toda una comunidad científica que, durante décadas, exploró los límites de la biología molecular: “Fue un esfuerzo colectivo de muchas mentes que creyeron en una idea cuando aún no había evidencia sólida”.

Los guardianes del equilibrio inmunológico

En 1995, Sakaguchi descubrió un grupo especial de células, llamadas linfocitos T reguladores, cuya función es mantener a raya la respuesta inmunitaria y evitar que se produzcan reacciones autodestructivas.

Años después, Brunkow y Ramsdell hallaron mutaciones en el gen FOXP3 —tanto en ratones como en humanos— que causaban enfermedades autoinmunes graves. Posteriormente, Sakaguchi comprobó que este gen es esencial para el desarrollo y funcionamiento de las células T reguladoras.

El conjunto de estos hallazgos explica cómo el organismo mantiene la paz inmunológica y por qué, cuando ese equilibrio falla, surgen patologías como la artritis reumatoide, el lupus o la esclerosis múltiple.

De la biología molecular a los tratamientos clínicos

La revista Nature subraya que los descubrimientos de los tres científicos han abierto la puerta a terapias experimentales que buscan estimular las células reguladoras para controlar enfermedades autoinmunes, prevenir el rechazo de órganos trasplantados e incluso modular la respuesta del sistema inmune frente al cáncer.

Compañías farmacéuticas como Eli Lilly o Celgene ya desarrollan ensayos clínicos basados en este principio. Sin embargo, los expertos advierten que convertir este conocimiento en medicamentos seguros y eficaces tomará años de investigación.

“Este Nobel nos recuerda que el sistema inmunitario necesita tanto aceleradores como frenos. Comprenderlos es esencial para curar sin dañar”, explicó la inmunóloga británica Anne Pesenacker al portal Nature News.

Las enfermedades autoinmunes en cifras y su impacto en Colombia

Las enfermedades autoinmunes ocurren cuando el sistema inmunitario no distingue entre las células propias y las extrañas, y comienza a atacar tejidos del organismo. Hay más de 80 tipos identificados: entre las más comunes están el lupus eritematoso sistémico (LES), la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y el síndrome de Sjögren.

Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), entre el 5 % y el 8 % de la población mundial vive con alguna enfermedad autoinmune, y cerca del 80 % de los casos corresponde a mujeres.

En Colombia, estudios recientes de la Revista Colombiana de Reumatología muestran que la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn —ambas autoinmunes— tienen una prevalencia combinada cercana a los 87 casos por cada 100.000 habitantes, con una tendencia creciente en las ciudades principales. En mujeres jóvenes, la artritis reumatoide y el lupus figuran entre las principales causas de discapacidad temprana.

Investigaciones nacionales también han encontrado un aumento sostenido en el diagnóstico de enfermedades inflamatorias intestinales y artritis idiopática juvenil, especialmente en regiones como Huila, Antioquia y Bogotá, donde la infraestructura médica permite una mejor detección.

La Asociación Nacional de Reumatología de Colombia advierte que la mayoría de estas patologías son crónicas, requieren tratamientos inmunosupresores de largo plazo y representan un reto creciente para el sistema de salud, tanto por el costo de las terapias biológicas como por la necesidad de atención multidisciplinaria.

Incrementa la prevalencia de las enfermedades autoinmunes

Según datos de la OMS, las revistas The Lancet y Nature, la prevalencia de las enfermedades autoinmunes ha aumentado en las últimas décadas hasta un 10 % y, más allá de la posibilidad de diagnosticarlas gracias a los sistemas de salud y avances tecnológicos, hay variables externas a la predisposición genética de los pacientes, y tienen que ver con la exposición ambiental, cambios en la microbiota intestinal a causa de los cambios de dieta, especialmente en las grandes concentraciones urbanas, y también la presencia de más infecciones virales.

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La ciencia sobreviviendo a la política

El papel de la ciencia sigue siendo esencial para el futuro de la humanidad, pero su avance depende del respaldo político y del compromiso institucional. En los últimos años, la comunidad científica en Estados Unidos ha enfrentado recortes presupuestales y presiones ideológicas que ponen en riesgo su independencia.

Expertos en políticas de investigación advierten que el negacionismo climático y sanitario, promovido por sectores de la extrema derecha, ha deteriorado el entorno de financiación pública y afectado programas de cooperación internacional. Bajo la actual administración, incluso la relación con organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha visto debilitada, un hecho que preocupa a la comunidad científica global por su impacto en la respuesta a emergencias y en la investigación biomédica.

El contraste con el espíritu del Nobel de Medicina es evidente: mientras la ciencia busca preservar la vida mediante el conocimiento, parte del poder político parece retroceder hacia la desconfianza en la evidencia.