Amazonas: sedimentación amenaza el puerto de Leticia y Colombia podría quedarse sin acceso al río

La reducción del caudal en el lado colombiano y la formación de nuevas islas ponen en riesgo el acceso fluvial de Leticia, mientras el presidente Gustavo Petro defiende la soberanía nacional y cuestiona acciones unilaterales del gobierno peruano.
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Frontera entre Colombia y Perú.
Foto: El tratado de 1934 fijó la frontera en la vaguada o thalweg, la línea por la que corre la parte más profunda del río. / AFP.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió esta semana que el país podría enfrentar una pérdida estratégica sin precedentes: el acceso directo de Leticia, capital del Amazonas, al río más largo y caudaloso del mundo. Su señalamiento se produce en medio de una disputa diplomática con Perú por la isla Santa Rosa, territorio surgido hace unas cinco décadas, habitado por peruanos y que, según el mandatario, nunca ha sido formalmente adjudicado a ninguna de las dos naciones.

Más allá de la tensión limítrofe, la amenaza tiene un origen ambiental que científicos advierten desde hace años: la sedimentación progresiva en las inmediaciones de Leticia, que reduce la proporción del caudal colombiano y provoca la aparición de barras de arena, playas y nuevas islas. Estudios recientes de la Universidad Nacional revelan que el flujo por el lado colombiano pasó del 30% en 1993 al 19,5% en 2025, mientras la costa peruana se erosiona. De no intervenirse, la Armada proyecta que en 2030 la ciudad solo tendría acceso al río durante la temporada de lluvias.

El mandatario ha vinculado directamente esta problemática con la decisión peruana de crear el distrito de Santa Rosa de Loreto, medida que considera una acción unilateral con implicaciones directas sobre el puerto colombiano. “Esa acción unilateral puede hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico”, advirtió en su visita a la región. “Ese es el gran problema, nosotros no queremos separarnos del principal río de la Amazonía, el más grande de América, que tiene vida en sí mismo, conecta con el Atlántico y recorre territorio peruano, colombiano, ecuatoriano y brasileño. Sería una pérdida estratégica para Colombia”.

Un problema ambiental que se agrava

La sedimentación que amenaza a Leticia tiene su origen, según los investigadores, en el estrecho de Nazareth, unos kilómetros río arriba. Allí, la velocidad del agua es mayor en el lado peruano y menor en el colombiano, lo que provoca la deposición de sedimentos en territorio nacional. El biólogo Santiago Duque, vecino de Leticia y uno de los autores de los estudios, explicó que el fenómeno es natural y no hay evidencia de que esté relacionado directamente con el cambio climático, aunque sus efectos ya son irreversibles: “En otros tramos, el río puede mover las islas, pero estas ya no las puede desplazar. No tiene la fuerza”.

En 2006, la Universidad Nacional y el Invías recomendaron un dragado en el estrecho de Nazareth para recuperar parte del caudal, pero el proyecto nunca se ejecutó. Hoy, los expertos coinciden en que la intervención sería más costosa y técnicamente compleja, aunque aún posible con un acuerdo binacional. Otros, como el ingeniero Diego Restrepo, son escépticos: “El puerto se va a cerrar y va a tocar trasladarlo hacia Santa Rosa. El tema es más diplomático, pero debe ir de la mano de la ciencia. La ingeniería de ríos es clave”.

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Dimensión histórica y estratégica de Leticia

Leticia es el único centro urbano de magnitud en el Amazonas colombiano, con 55.000 habitantes y un puerto que es vital para el comercio, la pesca y la conexión con las comunidades indígenas. Su historia como enclave colombiano se consolidó tras la guerra con Perú de 1932-1933, derivada precisamente de una ocupación territorial. Desde entonces, el acceso al río ha sido un pilar de su identidad y desarrollo.

El tratado de 1934 fijó la frontera en la vaguada o thalweg, la línea por la que corre la parte más profunda del río. Sin embargo, estudios recientes indican que esta línea se ha desplazado hacia la costa peruana, lo que, paradójicamente, podría favorecer a Colombia en la delimitación. El presidente Petro lo resume así: “El tratado dijo la frontera en la línea que se traza con los lugares más profundos del río, y si surgen islas, entonces debería haber un acuerdo común entre los dos gobiernos antes de definir si es peruana o colombiana”.

Declaración oficial y posición diplomática

Durante la ceremonia por los 215 años del Ejército Nacional, realizada por primera vez en Leticia, el mandatario presentó una declaración de siete puntos sobre Santa Rosa. Entre ellos, destacó que la isla no ha sido asignada a ninguna república, que la ley peruana que la convierte en distrito viola el derecho internacional, y que Colombia no reconoce soberanía peruana sobre ese territorio ni las autoridades impuestas allí.

Petro también rechazó las restricciones peruanas a la navegación y confirmó que la comisión mixta colombo-peruana se reunirá el 11 y 12 de septiembre en Lima, donde técnicos colombianos demostrarán que Santa Rosa no ha sido adjudicada a Perú. “Yo quiero que el pueblo peruano y colombiano sigan comerciando, el problema es quién ejerce la soberanía”, enfatizó, recalcando que su estrategia privilegia la diplomacia sobre la confrontación.

Amazonas, diplomacia y futuro compartido

En paralelo a la defensa de la soberanía, el presidente Gustavo Petro ha llamado a unir esfuerzos regionales para salvar la selva amazónica y combatir a las mafias que amenazan su biodiversidad. “Lo que queremos aquí es unir la nación en objetivos comunes, invito al pueblo peruano, brasileño, ecuatoriano y venezolano a salvar la Selva Amazónica”, declaró, subrayando que Colombia puede ser potencia en energías limpias gracias a su sol, viento y recursos hídricos.

Mientras la ciencia advierte sobre la inminencia de un cierre fluvial en Leticia y la diplomacia intenta resolver el diferendo, el país enfrenta el reto de conjugar la protección ambiental con la defensa de su soberanía, en un territorio donde el agua, la historia y la geopolítica se entrelazan en cada curva del río Amazonas.