Palestina: Belén recuperó una Navidad festiva mientras Gaza sigue en crisis humanitaria
Al compás de tambores y gaitas, Belén volvió a sonar como ciudad de Navidad. Este miércoles 24 de diciembre de 2025, jóvenes palestinos desfilaron por la calle de la Estrella, y cientos de personas caminaron hacia la Plaza del Pesebre, donde reaparecieron los villancicos y la escena pública que durante dos años se redujo al mínimo por la guerra en Gaza.
La celebración ocurre mientras se sostiene una frágil tregua en la Franja, que ha detenido los combates a gran escala desde octubre, pero no ha borrado la devastación: cientos de miles de personas siguen enfrentando el invierno en condiciones precarias, muchas de ellas en carpas, bajo lluvia y con pérdidas acumuladas.
En la Cisjordania ocupada, el retorno del ambiente festivo también es leído como una señal de supervivencia colectiva: el calendario religioso se abre paso en medio de restricciones, tensión y crisis económica, especialmente en una ciudad cuyo pulso depende del turismo y las peregrinaciones.
Belén: “Se siente que la Navidad llegó de verdad”
El desfile del grupo scout salesiano atravesó las calles estrechas hasta desembocar en la Plaza del Pesebre, donde un árbol de Navidad decorado en tonos rojos y dorados volvió a iluminar junto a la Iglesia de la Natividad, construida sobre el sitio que la tradición cristiana reconoce como el lugar del nacimiento de Jesús.
Entre la multitud, Milagros Anstas, de 17 años, resumió el cambio de atmósfera con una frase que se repitió en la ciudad: “Se siente que la Navidad llegó de verdad… es un día lleno de alegría, porque antes no podíamos celebrar debido a la guerra”.
El gobierno había optado por reducir las celebraciones durante el conflicto, mientras Gaza concentraba el dolor y el duelo palestino. Con la tregua, la ciudad intenta recuperar una normalidad que también es económica: en los últimos meses, peregrinos y visitantes han empezado a regresar lentamente, y comerciantes y guías turísticos ven en esta Navidad una oportunidad para reactivar la vida local.
Esa recuperación, sin embargo, no borra el contexto de ocupación y la tensión en Cisjordania, donde en las últimas horas se han reportado operativos y redadas israelíes en distintas zonas, un telón de fondo que convive con la liturgia y las procesiones.
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Pizzaballa: luz tras “dos años de oscuridad”, con Gaza aún en ruinas
La misa del Gallo en Belén fue presidida por el patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, quien llegó para conducir una celebración atravesada por el contraste entre la alegría del rito y el drama humanitario que persiste a pocos kilómetros, en Gaza.
Antes de la ceremonia, el prelado explicó el sentido del momento con una frase que conectó con el ánimo de la ciudad: “Este año queremos una Navidad llena de luz porque es lo que necesitamos tras dos años de oscuridad”. Y tras haber visitado Gaza durante el fin de semana, relató que fue testigo de una situación “catastrófica”, pero también de resiliencia y “ganas de vivir”.
Pizzaballa celebró una misa navideña en la parroquia de la Sagrada Familia, en Ciudad de Gaza, donde la pequeña comunidad cristiana —hoy reducida y golpeada— ha sobrevivido entre destrucción, desplazamiento y pérdidas materiales. En ese contexto, el cardenal subrayó una imagen que, para muchos fieles, condensa la paradoja de la tregua: “En mitad de la nada, ellos son capaces de celebrar”.
Damasco: luces para dejar atrás el miedo tras el ataque de junio
La Navidad no se limitó a Tierra Santa. En Siria, cristianos de Damasco colocaron luces en la Ciudad Vieja como un intento de recuperar la vida comunitaria después del ataque contra una iglesia ocurrido en junio, que dejó muertos y profundizó temores en barrios cristianos.
Loris Aasaf, estudiante de 20 años, lo expresó como una necesidad de futuro: “Siria merece alegría y que seamos felices y tengamos esperanza en un nuevo futuro”. La frase, dicha en una ciudad marcada por años de conflicto y por episodios recientes de violencia, volvió a situar la Navidad como un gesto de resistencia íntima y pública: encender una calle, reunirse, cantar, seguir.
En paralelo, desde el Vaticano, el papa León XIV reiteró esta semana su llamado a una tregua por Navidad, un mensaje que se proyecta sobre las celebraciones en Oriente Medio: una fiesta que vuelve a las plazas, pero que sigue rodeada por heridas abiertas y por una paz todavía inestable.
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