“Que ahorre en viajes”: Victoria Villarruel rompe con Javier Milei y expone la fractura del poder ejecutivo en Argentina

La vicepresidenta Victoria Villarruel respondió con dureza al presidente Javier Milei, quien la tildó de “traidora”. “Cuando el Presidente decida hablar y comportarse adultamente podré saber cuáles son sus políticas”, escribió.
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Victoria Villarruel
Foto: En un país con régimen presidencialista, la fractura entre el presidente y su vicepresidenta no es solo una anécdota de palacio. / AFP.

La relación entre el presidente de Argentina, Javier Milei, y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, ha quedado rota. Ya no hay margen para interpretaciones o gestos diplomáticos. La tensión, incubada desde el inicio de su mandato en diciembre de 2023, estalló tras una sesión legislativa en la que la oposición impuso una serie de reformas sociales que incrementan el gasto público, entre ellas una mejora en las pensiones y mayores recursos para las provincias. La sesión fue habilitada por la propia Villarruel, en su rol como presidenta del Senado.

Milei consideró esa movida como una traición política. Desde entonces, su círculo más cercano —incluida su hermana Karina Milei, secretaria de Gobierno— ha intensificado los ataques contra Villarruel, a quien señalan de actuar con aspiraciones personales y de quebrar la disciplina interna del gobierno. El jueves 11 de julio, mientras la votación avanzaba en el Congreso, el presidente lanzó una ofensiva pública contra su vicepresidenta, acusándola directamente de ser una “traidora”. Horas más tarde, Villarruel rompió el silencio.

“Que ahorre en viajes y en la SIDE”: la respuesta que selló la ruptura

Villarruel no ofreció un discurso institucional ni una declaración formal. Eligió otro camino: respondió durante varias horas a decenas de comentarios en su cuenta de Instagram, en un tono directo y sin concesiones. A un usuario que la acusaba de romper el equilibrio fiscal, contestó:

“Si hay equilibrio, entonces asistir a los más desprotegidos no debiera ser tan terrible. El tema es que un jubilado no puede esperar y una discapacitada, menos. Que ahorre en viajes y en la SIDE y listo”.

Con esa frase, Villarruel no solo defendió su papel en el Senado, sino que tocó uno de los puntos más criticados de la gestión de Milei: los viajes internacionales del presidente. Según datos oficiales, Milei ha realizado 24 giras al exterior en solo 18 meses de gobierno, con un costo estimado de 2,5 millones de dólares. Sus visitas frecuentes a Europa y Estados Unidos, muchas de ellas con escasa agenda oficial, han sido señaladas como un derroche en medio de un ajuste fiscal severo para la población argentina.

También apuntó contra el uso discrecional de los recursos asignados a la Agencia Federal de Inteligencia (SIDE), bajo control directo del Ejecutivo. La frase fue más que una crítica presupuestal: fue una acusación sobre prioridades éticas en el ejercicio del poder.

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“¿Un presidente que no puede ni saludar?”: del desaire al ultimátum

Villarruel recordó uno de los gestos que más ha evidenciado el deterioro de la relación: el saludo negado por Milei durante una ceremonia oficial en la catedral de Buenos Aires el pasado 25 de mayo. “¿Un presidente que no puede ni saludar a una persona con la que llegó al poder? Hacele el reclamo a él, que yo la educación no la pierdo nunca”, escribió la vicepresidenta.
Y añadió una frase que revela la falta total de diálogo entre ambos:
“Cuando el Presidente decida hablar y comportarse adultamente podré saber cuáles son sus políticas, dado que no me habla”.

Las acusaciones escalaron aún más cuando respondió a quienes la acusan de pertenecer a la “casta política” que Milei prometió erradicar:

“¿En serio yo me corrompo viviendo en mi departamento y de mi sueldo? ¿O se corrompe más quien viaja por el mundo, mete familiares, vive en un palacio y no sale de ahí para ver cómo lo pasa la sociedad?”

Villarruel se defendió con dureza, pero también dejó entrever que posee información delicada:

“Yo razono con rectitud. Si fuera desleal hace rato que estoy haciendo merengue con lo que veo”.

De la exclusión política al divorcio público

La ruptura entre ambos líderes no es nueva. Desde el inicio del gobierno, Villarruel quedó marginada del poder real. Esperaba controlar al menos los ministerios de Defensa y Seguridad, dadas sus conexiones con las Fuerzas Armadas —es hija y nieta de militares, negacionista de la dictadura de los años setenta y ferviente opositora al aborto legal—, pero Milei le cerró todas las puertas. El gabinete quedó bajo control de su hermana Karina y de figuras leales al núcleo libertario. Villarruel se refugió en el Senado, donde fue ganando autonomía.

Desde entonces, el presidente la ha acusado de actuar en función de sus propios intereses políticos. Los rumores sobre una eventual candidatura presidencial de Villarruel en 2027 fuera de La Libertad Avanza son cada vez más frecuentes. Su decisión de no bloquear la sesión del Senado que aprobó el aumento en el gasto social ha sido el detonante de una crisis que ya no tiene vuelta atrás.

En un país con régimen presidencialista, la fractura entre el presidente y su vicepresidenta no es solo una anécdota de palacio. Representa un quiebre político que puede tener consecuencias institucionales profundas. La vicepresidenta aún no ha renunciado, ni ha sido destituida, pero su mensaje ha sido claro: ya no es parte del proyecto de Javier Milei.