Ejército israelí ocupa la casa del cineasta palestino Basel Adra

El Ejército israelí ocupó la casa del cineasta palestino Basel Adra, reconocido internacionalmente por el documental No Other Land, galardonado con el Óscar en 2024. La denuncia fue realizada por Yuval Abraham, periodista y codirector de la obra, quien informó en su cuenta de X que soldados ingresaron a la vivienda tras un ataque previo de colonos israelíes contra la familia del cineasta.
Adra, conocido por su activismo y por documentar el despojo de tierras palestinas en Masafer Yatta, se encuentra en paradero desconocido, según reportó Abraham. El hecho ocurre en medio de un clima de creciente violencia en Cisjordania, donde colonos y fuerzas israelíes intensifican sus acciones sobre las comunidades palestinas.
Un cineasta símbolo de resistencia
Basel Adra, junto a Abraham, documentó en No Other Land la demolición de viviendas palestinas, los desalojos forzados y la lucha de las comunidades en el sur de Hebrón. La película se convirtió en un símbolo de denuncia sobre la ocupación israelí y fue reconocida por la Academia de Hollywood en 2024.
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La trayectoria de Adra lo ha convertido en una de las voces más visibles contra las políticas de despojo y violencia en Cisjordania. El allanamiento de su vivienda ocurre tras denuncias reiteradas sobre la persecución a defensores de derechos humanos y periodistas palestinos.
Aumenta la represión en Cisjordania
Según informes recientes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, desde el ataque de Hamás y la brutal respuesta militar de Israel, se han expandido las colonias y también se han endurecido las medidas militares en Cisjordania, un territorio donde la población palestina enfrenta desalojos, demoliciones y ataques. Organizaciones de derechos humanos han advertido que la ocupación israelí en Masafer Yatta busca expulsar a comunidades enteras bajo el argumento de que son “zonas militares”.
El pueblo palestino ha sufrido un asedio sin precedentes en los últimos años frente a toda la comunidad internacional y con Estados Unidos amparando a su verdugo. El rechazo crece en contra de la ocupación, pero nadie puede detenerla. Otro ejemplo de la banalidad del mal.