Custodiado por la Guardia Presidencial y ante la ovación de los asistentes, el presidente empuñó la espada de Bolívar y la levantó hacia una audiencia que llegaba más allá de los linderos de la emblemática plaza. / RTVC Noticias.

“El constituyente exige que su voz se oiga en la consulta popular”: presidente Petro empuñó la espada de Bolívar durante su discurso del Primero de Mayo

Foto: Custodiado por la Guardia Presidencial y ante la ovación de los asistentes, el presidente empuñó la espada de Bolívar y la levantó hacia una audiencia que llegaba más allá de los linderos de la emblemática plaza. / RTVC Noticias.
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En una Plaza de Bolívar con lleno total, y empuñando la espada de Bolívar, el presidente Gustavo Petro reiteró el llamado al Congreso de la República para que no se pongan trabas a la Consulta Popular y advirtió que el pueblo colombiano exige que su voz se escuche.

La Plaza de Bolívar vivió este miércoles una jornada histórica. En medio de la multitud que respondía al llamado a las movilizaciones del Primero de Mayo, el presidente Gustavo Petro ingresó al corazón político de Colombia escoltado por la Guardia Presidencial que portaba la espada de Simón Bolívar.

No fue una aparición más del mandatario: llegaba a rendir homenaje a los trabajadores, a honrar a los caídos, a empuñar la espada del Libertador y a liderar simbólicamente, desde ese lugar, el impulso de la consulta popular con la que el Gobierno busca rescatar la reforma laboral rechazada en el Congreso.

En medio de gritos y consignas que respaldaban su presencia en la histórica plaza en el Centro de Bogotá, el presidente llegó para dejar un mensaje claro: el pueblo, constituyente primario, es la voz de mando para los poderes políticos y su obsesión es y será hacer que el mandato popular sea escuchado, no solo por él, sino también por el Congreso de la República que le ha dado la espalda al rechazar las reformas sociales.

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“Ha llegado la hora del pueblo. No hay paso atrás”: presidente Petro

Al tomar la palabra ante miles de ciudadanos congregados en la Plaza, el Presidente comenzó destacando el carácter inédito de la movilización: “Se realizaron 200 manifestaciones en 200 municipios de todo el país. Eso nunca había sucedido”. Para el presidente, se trató de “la mayor movilización del pueblo colombiano en toda su historia independiente”. Un hecho que se sostiene en imágenes registradas en todo el país. La ciudadanía se ha manifestado exigiendo que el legislativo actúe y discuta los proyectos presentados por el Gobierno, los cuales representan un hecho precedente de indignación que se vivió durante el paro nacional, recuerdo de deudas históricas que se mantienen sin ser saldadas.

En ese contexto de presencia multitudinaria, el presidente afirmó: “Nadie puede negar que el pueblo de Colombia, el constituyente, exige que su voz se oiga en la consulta popular”. Y añadió con vehemencia: “Ha llegado la hora del pueblo. No hay paso atrás”. Acto seguido, levantó la bandera que en su momento portó Bolívar en la campaña libertadora —la bandera de “libertad o muerte”— y reafirmó su decisión de avanzar sin retrocesos: “Hay un presidente de Colombia, comandante en jefe de las fuerzas militares, elegido por el voto de las clases populares, decidido a que hay democracia en Colombia o cambiamos las instituciones”.

Congreso y soberanía popular: “Somos sirvientes del pueblo”

Durante su intervención, el presidente fue enfático en señalar la distancia entre la voluntad popular expresada en las calles y el bloqueo institucional que ha enfrentado en el Congreso: “Si ningún designio divino los puso allá, sino la decisión de la gente, ¿entonces qué son esos representantes y este presidente? ¿Qué somos? ¡Sirvientes y sirvientas del pueblo!”.

El mandatario rechazó el argumento según el cual no es momento para una consulta popular, y cuestionó abiertamente la actuación de los parlamentarios que se oponen a las reformas: “Cada nombre propio votando en contra de los derechos del pueblo debe ser mostrado y desnudado ante su propio pueblo”. Y fue más allá: “Ni un solo parlamentario que vote en contra de la consulta popular se vuelve a elegir en Colombia. Nadie votará por él”.

El presidente le hizo una advertencia directa al Congreso: “En aras del derecho le quitan los derechos al pueblo […] Si creen que eso les basta y, entonces, en una sesión del Senado a media noche votarán para decir no a la consulta, el pueblo se levanta y los revoca”.

La indignación en Colombia ha crecido conforme en el Congreso se cierran las puertas a la discusión democrática. En las calles, este Primero de Mayo, las voces que rechazan esta postura inflexible y radical se hicieron escuchar de manera masiva.

Reforma laboral y dignificación del trabajo

Al referirse a las razones que justifican la consulta popular, el presidente volvió sobre uno de sus ejes centrales: la dignificación laboral. Criticó que “si el día termina a las 6 de la tarde, como dice la ciencia, ¿por qué les pagan a trabajadoras y trabajadores que trabajan después de las seis de la tarde migajas sin recargo nocturno, como si no tuvieran derecho a descansar?”. Y reiteró que la ciudadanía tiene derecho a ser consultada sobre las reformas que han sido frenadas en el Legislativo.

Colombia es un país con un rezago en derechos laborales que no se ha resuelto. Las medidas regresivas como modificar el concepto de horarios nocturnos y horas extras han incrementado las brechas en materia de derechos de los trabajadores de Colombia en comparación con otros países: salarios bajos, largas jornadas que destruyen la integración de las familias y sometimiento absoluto a las pretensiones de los grandes capitales.

Memoria y dolor: el homenaje a Alberto Peña

Uno de los momentos más solemnes del acto fue cuando el presidente pidió un minuto de silencio en honor a Alberto Peña, líder social y militante de Colombia Humana asesinado esa misma mañana en Miranda, Cauca. Peña fue atacado mientras realizaba perifoneo e invitaba a participar en las movilizaciones. Petro lo llamó “héroe de la causa popular de Colombia” y responsabilizó a los “ejércitos del narcotráfico” por su asesinato.

Una cruzada con nombre propio: “la Revolución en Marcha”

En un pasaje de su discurso, el presidente evocó la figura de Alfonso López Pumarejo y propuso que esta nueva etapa política del país recupere el espíritu reformador de los años treinta: “Pidamos que esta cruzada por los derechos del pueblo se llame como en el pasado: la Revolución en Marcha”.

El mandatario fue claro en su propuesta: “Hoy el presidente de Colombia no está pidiendo que voten por él. No me gusta siquiera reelegirme. ¿Cómo me van a meter en la tortura otra vez de ir a esa casa de cuartos fríos, llena de fantasmas, de todos los pecados que por allí han pasado… ¡no quiero esa tortura!”. Y concluyó con una frase que sintetiza su visión de poder: “El poder debe ser entregado al pueblo. El poder no es para mí. Esta hora es del pueblo, son ustedes los que empiezan a decidir”.

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“La espada de Bolívar nos comanda y nos guía”

Hacia el final de su intervención, el presidente leyó ante la multitud las preguntas de la consulta popular que serán presentadas al Senado. Dirigió un mensaje directo al presidente del Congreso, Efraín Cepeda: que reciba la consulta y la tramite, y no le dé la espalda al pueblo. Y remató: “El Congreso de Colombia tiene, simplemente, que dialogar con su propio pueblo. No son enemigos. Simplemente hay que aceptar que el Congreso de Colombia le obedece al pueblo de Colombia”.

Fue entonces cuando, custodiado por la Guardia Presidencial y ante la ovación de los asistentes, el presidente empuñó la espada de Bolívar y la levantó hacia una audiencia que llegaba más allá de los linderos de la emblemática plaza. “La espada de Bolívar nos comanda y nos guía en esta lucha por los derechos y la libertad del pueblo”, dijo. Y antes de dirigirse al Congreso para radicar formalmente la consulta, leyó un fragmento de una carta del Libertador:

“Quisiera tener una fortuna material que dar a cada colombiano, pero no tengo nada. No tengo más que corazón para amarlos y una espada para defenderlos”.

Radicación de la consulta en el Congreso

Luego de su discurso, el jefe de Estado ingresó al Capitolio Nacional acompañado de miembros de su gabinete, la bancada del Pacto Histórico y la espada de Bolívar, para radicar ante el Senado el texto de la consulta popular. A partir de este momento, el Congreso tendrá 30 días para decidir si aprueba su convocatoria. De no hacerlo, será el presidente quien podrá convocarla directamente, en uso de sus facultades constitucionales. La historia, en cualquier caso, ya empezó a escribirse.