En un gesto cargado de simbolismo histórico, el presidente Gustavo Petro llegó a la Plaza de Bolívar con la espada de Simón Bolívar para recibir las movilizaciones del Primero de Mayo, como símbolo de respaldo popular a la consulta que busca destrabar la reforma laboral archivada por sectores políticos tradicionales y de derecha en el Congreso.
La espada de Bolívar, custodiada por el Gobierno y expuesta desde el primer día del mandato del presidente Petro en la Casa de Nariño, vuelve así al centro del debate político, evocando no solo la gesta libertadora del siglo XIX, sino también la vigencia de su legado en la lucha actual por la transformación social. “Es un llamado a la soberanía popular, a que sea el pueblo quien decida sobre su futuro”, afirmó el mandatario.
🔴 Así fue registramos el histórico ingreso de la Espada de Bolívar ante una multitudinaria concentración en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, en el marco de las manifestaciones del #1Mayo.
⚔️ La entrada de la espada fue escoltada por el presidente @petrogustavo en #1MayoXRTVC… pic.twitter.com/RZ83yBtvxY— RTVC Noticias (@RTVCnoticias) May 1, 2025
Históricamente, este instrumento de guerra ha representado la resistencia frente a las élites coloniales y la defensa de la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos. Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en Colombia, reivindicó ese legado desde el inicio de su gobierno, al ordenar su exhibición durante la ceremonia de posesión el 7 de agosto de 2022, a pesar de la oposición protocolaria.
La espada y el M-19: un hecho histórico
El 17 de enero de 1974, el Movimiento 19 de Abril (M-19) protagonizó una de las acciones simbólicas más recordadas de la historia política colombiana: el robo de la espada de Simón Bolívar de la Casa Museo Quinta de Bolívar en Bogotá. Con este acto, el grupo insurgente buscaba reivindicar al Libertador como un ícono popular, arrebatado —según ellos— por las élites del poder. “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”, decía el comunicado que dejaron tras sustraerla, reinterpretando la figura bolivariana como bandera de una revolución democrática y latinoamericanista.
Durante años, la espada permaneció en la clandestinidad como emblema de resistencia. No fue sino hasta 1991, tras los acuerdos de paz y la desmovilización del M-19, que fue devuelta en un acto solemne. Desde entonces, el objeto no solo recobró su lugar histórico, sino que se transformó en un símbolo de reconciliación nacional. La recuperación de la espada por parte del Estado y su actual uso en actos públicos del presidente Gustavo Petro, exintegrante del M-19, resignifican su carga simbólica como herencia de lucha y soberanía popular.
El legado de Bolívar vive en las calles
Su retorno a las calles no es un hecho menor. Simboliza, como señaló el propio presidente, una movilización no solo física sino moral del pueblo trabajador, convocado a través de una consulta popular para decidir sobre el modelo laboral del país. “La espada de Bolívar no es adorno, es compromiso. Hoy es con la democracia, la dignidad laboral y la justicia social”, dijo Petro en sus redes sociales.
En contraste con lecturas conservadoras que han intentado reducir su uso a una teatralización política, el Gobierno ha defendido el carácter histórico y emocional del gesto. “No se trata de un capricho personal, sino de una línea de continuidad con el ideario de Bolívar: que el poder emane del pueblo y se ejerza en su beneficio”, afirmó el entonces ministro de Cultura, Juan David Correa, en una entrevista.
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A través de la figura de Bolívar, el presidente busca conectar la coyuntura política —marcada por la resistencia del legislativo a avanzar en reformas sociales estructurales— con el anhelo histórico de los sectores populares por un país más equitativo. “La espada de Bolívar nos comanda y nos guía en esta lucha por los derechos y la libertad del pueblo”, dijo el presidente Petro ante una multitud que lo acompañaba en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá.
🚨ATENCIÓN: A esta hora el presidente @petrogustavo levanta la espada de Bolívar, en la plaza de Bolívar, como símbolo de resistencia y de apoyo a las 12 preguntas de la Consulta Popular por la dignificación laboral en el Día Internacional del Trabajador.
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El uso de la espada como emblema de esa convocatoria puede leerse como una respuesta simbólica a las barreras institucionales que ha enfrentado el Gobierno, pero también como una pedagogía política: reivindicar que en Colombia, como en la independencia, el pueblo es el verdadero soberano.