“Al gobierno del señor Trump no se le responde arrodillándonos”: presidente Petro en la Plaza de Bolívar
En su discurso de este viernes ante una multitud que llenó la Plaza de Bolívar, el presidente Gustavo Petro dedicó parte de su intervención a responder a la decisión del gobierno de Estados Unidos de incluirlo en la lista de sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), conocida como la “lista Clinton”. La medida también afecta a su esposa Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro y el ministro del interior Armando Benedetti.
La respuesta del mandatario fue frontal y profundamente simbólica. “Al gobierno del señor Trump no se le responde arrodillándonos”, dijo, en una frase que resume el tono de su intervención: firme y con referencias a lo que él denominó “las fuerzas de la codicia, de la tiranía y de la mafia”.
La lista OFAC como instrumento de presión
La inclusión en la lista OFAC implica sanciones económicas, restricciones financieras y un estigma internacional que, en muchos casos, ha sido reservado para actores vinculados al narcotráfico, el terrorismo o la corrupción. En este caso, sin embargo, se trata de una represalia política por la postura crítica del mandatario frente a Estados Unidos y su denuncia del genocidio en Gaza, de operaciones de inteligencia ilegales en Colombia y también su rechazo a la escalada militar en el Caribe, que cuenta más de treinta muertos por bombardeos que se configuran como ejecuciones extrajudiciales a la luz del derecho internacional.
“Me meten en la lista de OFAC porque le dije al pueblo colombiano que la CIA había pagado el programa Pegasus para pasarse por encima de la ley de Colombia en el mismo territorio colombiano a interceptar comunicaciones de colombianos y colombianas”, afirmó.
El Presidente se refería a la adquisición del software israelí Pegasus, utilizado para realizar interceptaciones telefónicas. Según las revelaciones hechas, estas operaciones fueron financiadas por agencias estadounidenses y ejecutadas sin el consentimiento del Estado colombiano. “Si lo volviera a saber, lo volvería a decir”, insistió.
Un ataque a la lucha contra el narcotráfico
El jefe de Estado también enmarcó la sanción como una contradicción en la política antidrogas de Estados Unidos. En su discurso, acusó a Trump de atacar al único líder colombiano que ha enfrentado de manera frontal al narcotráfico, no solo como fenómeno criminal, sino como estructura de poder político. Algo que no es una afirmación propia del presidente, sino que está respaldada por el grueso de la sociedad colombiana que reconoce su historia en la política, que lo ha llevado también a ser una de las figuras más perseguidas y con más riesgos para su integridad.
“El señor Trump ataca al líder colombiano que más se ha opuesto al narcotráfico sediento de poder político y de sangre en Colombia”, dijo. “Ataca al líder que ha querido construir una democracia del pueblo transparente y sin mafias”.
El Presidente trazó una línea histórica entre los actores que promovieron la violencia en Colombia desde mediados del siglo XX y los que hoy buscan desestabilizar su gobierno. “Son los mismos que desataron la violencia contra el pueblo campesino en el siglo XX, y son los mismos que quisieran seguir desatándola si logran vencer este gobierno”, afirmó.
“No tengo un dólar en Estados Unidos”
El presidente asumió con ironía las sanciones económicas que conlleva ser ingresado en la lista OFAC. Aseguró que no posee cuentas bancarias ni propiedades en Estados Unidos. “No tengo un dólar en los Estados Unidos, no hay ninguna cuenta que congelarme, no tengo ni ganas, ni nunca en el futuro de hacer negocios en los Estados Unidos”, dijo.
La afirmación fue acompañada de una crítica directa a quienes, a su parecer, buscan utilizar las sanciones como herramienta de presión política. “Yo nunca he cedido a propuestas mafiosas. Para mí ese tipo de actitudes no son más que la expresión típica de la mafia colombiana durmiendo en Miami con sus aliados de la extrema derecha en la Florida”, denunció.
Control colonial y soberanía nacional
Uno de los momentos más reveladores del discurso fue la denuncia sobre el control militar estadounidense en Colombia. El jefe de Estado reveló que las armas que protegen al presidente no le pertenecen al país y que detrás de toda la "ayuda", concepto que cuestionó por su sinsentido en el contexto de Colombia, no es más que colonialismo. Una estrategia para controlar el territorio nacional, considerado estratégico en materia geopolítica.
“Tuve que darme cuenta de que las armas que cuidaban al presidente en el Palacio ni siquiera eran propiedad de la República de Colombia”, dijo. “Que a nuestro ejército le dicen que lo ayudan pero lo están es controlando, y a la Policía le dicen que la ayudan y están es controlándola”.
Según el Presidente, la lucha contra las drogas ha sido utilizada como excusa para establecer un programa de “control colonial” sobre los países de América Latina, con Colombia como epicentro. “Nos dominan”, sentenció.
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La mafia como actor político
El Presidente insistió en que la mafia no solo es un fenómeno criminal, sino un actor político que ha influido en la legislación, la violencia y la estructura del poder en Colombia. “Los mafiosos se sentaban a hacer leyes por la noche, mientras en las mañanas ordenaban la masacre y la lista de la gente de su propio pueblo que iban a asesinar”, denunció.
También acusó a un expresidente colombiano —sin mencionar su nombre— de haber sido criado entre los carteles de droga y de haber promovido la legalización de estructuras armadas del narcotráfico para controlar a la sociedad mediante el exterminio de líderes sociales, sindicalistas y partidos de izquierda.
“Los que causaron el genocidio en Gaza son amigos de Trump”: presidente Petro
En un giro internacional, vinculó su denuncia del conflicto en Gaza a la suma de represalias de la extrema derecha estadounidense contra él y su familia, acusando a Trump de apoyar a los responsables del genocidio palestino. “Los que causaron el genocidio en Gaza son amigos de Trump”, dijo. Y advirtió que él mismo le pidió al mandatario estadounidense que “No le entregue las bombas a los genocidas que los únicos que van a morir allí son los bebés de Gaza, son las mujeres, son los viejos”.
El Presidente también reflexionó sobre el consumo de drogas en Estados Unidos, atribuyéndolo a una crisis existencial: “Una parte sustancial de la sociedad norteamericana evade la realidad, se quiere escapar, no le gusta vivir sola, sin amor, solitarios y solitarias en celdas de hotel; y entonces se drogan para evitar ver la realidad de su propia soledad”.
Un llamado a la resistencia democrática
El presidente cerró su intervención con un llamado a la movilización popular y a la defensa de la soberanía nacional. Reiteró que no responderá con violencia ni con prácticas mafiosas, y que su lucha es por la vida, la democracia y la justicia social. Advirtió que sería la última vez que menciona a Trump y que ahora la prioridad es sacar adelante el reformismo social estrangulado durante su Gobierno. Esto, a través de la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
“Jamás he dejado entrar la codicia en mi corazón y por eso nunca la mafia pudo construir una alianza con las nuevas fuerzas democráticas que entregara a la nación a la codicia”, afirmó.
“La respuesta de un pueblo ya no es suplicar, suplicamos demasiado. La respuesta de un pueblo es su propio poder de decidir en una nación”, dijo, abriendo la puerta a una gran movilización nacional en defensa del cambio, el cual ha sido boicoteado por fiereza por la oposición política alineada al statu quo.