Congresistas envían carta a John MacNamara exigiendo respeto a la soberanía de Colombia

Un grupo de congresistas envió una carta John MacNamara encargado de negocios de la Embajada de EE. UU. en Colombia en la que rechazan cualquier insinuación de intervención militar.
Cámara de Representantes carta a John MacNamara
Foto: La comunicación concluye con el propósito de que la relación entre Colombia y Estados Unidos continúe guiándose por “el diálogo prudente, la madurez diplomática y el entendimiento recíproco”. / Cámara de Representantes.

Un grupo de representantes a la Cámara envió una carta a John McNamara, encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Colombia, para expresar su preocupación por las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien afirmó que “cualquier país que trafique drogas hacia Estados Unidos está sujeto a ataques” y mencionó directamente a Colombia al hablar de “fábricas enteras”.

En la comunicación, los congresistas advierten que esas palabras “despiertan una comprensible preocupación institucional sobre la soberanía de nuestro país” y señalan que cualquier alusión a eventuales intervenciones militares en territorio colombiano resulta contraria “al principio de soberanía nacional, al derecho internacional y a los postulados que han orientado históricamente la relación de cooperación entre nuestras naciones”.

La carta está dirigida “en nombre de los honorables Representantes a la Cámara de la República de Colombia que suscriben la presente” y la encabeza el presidente de la corporación, Julián David López Tenorio, junto a los representantes Daniel Carvalho, Jenifer Pedraza, Erika Sánchez, Alejandro García, Juan Sebastián Gómez, Cristian Avendaño, Gabriel Parrado, entre otros.

Los firmantes reafirman que Colombia y Estados Unidos “han tejido, a lo largo de décadas, una relación que ha resistido tormentas y ha construido puentes”, basada en la cooperación, el diálogo y la corresponsabilidad en la lucha contra el narcotráfico y las economías ilícitas. En ese marco, subrayan que la soberanía nacional “no es una idea abstracta”:

“Es un principio vivo, innegociable, que marca el límite del respeto entre las naciones. Ninguna circunstancia puede abrir espacio a interpretaciones que sugieran acciones militares o intervenciones unilaterales sobre territorio colombiano”.

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Al mismo tiempo, la carta insiste en que la lucha contra las drogas “no pertenece a un solo país: es un desafío global y una responsabilidad compartida que exige cooperación leal, respeto profundo y estrategias integrales”.

El documento reivindica el costo que ha asumido Colombia en esa confrontación:

Hemos sido los colombianos quienes hemos puesto la mayor cuota de muertes y víctimas en esta lucha: líderes políticos, campesinos, pueblos indígenas, comunidades negras, así como miles de hombres y mujeres humildes de nuestra nación. Son nuestros pobres y nuestros héroes de la Patria quienes más han sufrido las consecuencias de este conflicto”.

Esa realidad, añaden, refuerza el compromiso “indeclinable con una salida conjunta, respetuosa y soberana a esta problemática”.

En la parte final, la carta resume la posición de los firmantes en tres puntos:

  1. “Que Colombia es y seguirá siendo un aliado histórico y confiable de los Estados Unidos”.
  2. “Que la lucha contra las drogas no admite atajos militares, sino soluciones coordinadas, integrales y respetuosas del derecho internacional”.
  3. “Que nuestra soberanía es plena y constituye el alma jurídica y moral de nuestra Nación”.

Los representantes piden que cesen “este tipo de declaraciones que puedan afectar la confianza, la estabilidad diplomática y la cooperación estratégica entre ambos Estados” y reiteran su disposición a “tender puentes de entendimiento institucional y facilitar escenarios de cooperación”, siempre dentro de un marco de respeto recíproco.

La comunicación concluye con el propósito de que la relación entre Colombia y Estados Unidos continúe guiándose por “el diálogo prudente, la madurez diplomática y el entendimiento recíproco”, y deja fijada, por parte de los firmantes, una línea roja: cualquier insinuación de uso de la fuerza sobre territorio colombiano vulnera la soberanía que la Constitución reconoce como fundamento de la Nación.


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