Presidente Petro revela el entramado político que influye en las decisiones de Donald Trump contra Colombia

El presidente Gustavo Petro denunció que la reciente campaña de acusaciones desde sectores de la extrema derecha estadounidense —encabezados por el senador Bernie Moreno— busca justificar sanciones personales contra él y generar un clima de desestabilización en la relación entre Colombia y Estados Unidos.
El jefe de Estado calificó de “trama nefasta” el papel del senador Moreno, a quien acusa de impulsar, desde el entorno republicano, una política que amenaza con sanciones, ataques y una posible intervención militar en la región. Según el mandatario, esa estrategia hace parte de la continuidad de la llamada “guerra contra las drogas”, que —a su juicio— ha fracasado y solo ha dejado muerte y subordinación política en América Latina.
“El desastre de la política antinarcóticos ya ha matado a 27 lancheros del Caribe, toda gente pobre que, llevando o no llevando cocaína, han sido asesinados por misiles”, escribió, antes de advertir que en la misma estrategia “ya ha ganado una amenaza de invasión militar a Colombia y a Venezuela”.
En el desastre de política antinarcóticos que ya ha matado a 27 lancheros del Caribe, toda gente pobre que, llevando o no llevando cocaína, han sido asesinados por misiles y que ya ha ganado una amenaza de invasión militar a Colombia y a Venezuela y que va a traer sanciones…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 21, 2025
Medio siglo de “guerra contra las drogas”
En su mensaje, el presidente afirmó que más de un millón de latinoamericanos han muerto por diferentes causas ligadas a esa estrategia, impulsada desde los años setenta por el gobierno de Richard Nixon. Según él, la política estadounidense de erradicación forzada y militarización del combate al narcotráfico no redujo el consumo en los países del norte, pero sí destruyó las economías rurales y subordinó las instituciones latinoamericanas a la agenda de Washington.
“La ‘guerra contra las drogas’ no ha disminuido en nada el consumo de drogas en la sociedad de los Estados Unidos o Europa. Va hacia un consumo peor y más mortal: el fentanilo; pero sí ha dejado a ejércitos, policías y gobiernos de América Latina bajo control de los gobiernos de los Estados Unidos”, escribió.
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El presidente defendió que su política busca sustituir esa estrategia punitiva por una de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, basada en el desarrollo rural y el comercio justo. Recordó que Colombia ha presentado a EE. UU. una propuesta para cero aranceles a la producción alimentaria y agroindustrial, con incentivos a las empresas estadounidenses para comprar, mediante contratos de largo plazo, los productos campesinos derivados de la sustitución de cultivos de coca.
Resultados y defensa de su política antidrogas
Además, aseguró que en su administración se han logrado resultados “sin precedentes”: 2.800 toneladas de cocaína incautadas, 700 narcotraficantes extraditados y 22.000 hectáreas sustituidas voluntariamente. Afirmó además que una tercera parte de los cultivos de hoja de coca en Colombia están abandonados desde hace tres años, especialmente en la Amazonía, y cuestionó que un error técnico en el informe de Naciones Unidas de 2024 haya llevado a sobrestimar la capacidad productiva de cocaína del país.
“Como la ONU va a corregir su informe y se cae la tesis de Trump para atacar con misiles los lancheros del Caribe, el senador Bernie Moreno ya se inventa otra tesis sustituta: que mi campaña fue financiada por el narcotráfico”, escribió.
El mandatario defendió la transparencia de su campaña presidencial, recordando que ha sido investigada durante tres años por el Consejo Nacional Electoral y por organismos de control “sin que se haya encontrado un solo peso proveniente del narcotráfico”.
Parapolítica, narcotráfico, élites políticas y la conexión con Bernie Moreno
El presidente dedicó varios apartados a reconstruir lo que describe como la historia de la penetración del narcotráfico en el poder político colombiano y su relación con la violencia paramilitar y los grandes negocios inmobiliarios en la Bogotá de las últimas décadas.
Recordó los debates de control político que lideró en el Congreso de la República a comienzos de los años 2000, en los que denunció el llamado volteo de tierras en la Sabana de Bogotá: un proceso mediante el cual extensas áreas rurales fueron convertidas en zonas urbanas por decisiones oficiales que multiplicaron hasta por diez el valor del suelo. Según su versión, en esas operaciones participaron familias cercanas al entonces presidente Andrés Pastrana, a su ministro de Ambiente y a su círculo de poder, obteniendo enormes beneficios económicos.
Sostuvo que esa maniobra permitió el lavado de activos del narcotráfico y fue uno de los mecanismos que financiaron la expansión del paramilitarismo en el centro del país. Asegura que la llamada hacienda San Simón, de unas 30 hectáreas, pasó de valer 50.000 pesos el metro cuadrado como tierra rural a 500.000 pesos como tierra urbana, y que allí se levantaron condominios de lujo frecuentados por narcotraficantes.
En esa misma denuncia, el mandatario menciona al esmeraldero Ángel Gaitán Mahecha, fundador del paramilitarismo y protagonista de las guerras esmeralderas en Boyacá, como uno de los ideólogos de esas operaciones de lavado. Según Petro, el bloque Capital de las AUC, impulsado por el paramilitar Arroyave, consolidó ese modelo de poder mafioso en la Sabana, en alianza con grandes esmeralderos y empresarios que posteriormente influirían en la política y en la justicia.
“La construcción en la Sabana de Bogotá ha contado con dineros del narco y ha destruido la Sabana y Bogotá”, escribió el Presidente, agregando que esa red económica también impidió consolidar la Reserva Forestal Thomas Van der Hammen, espacio que —según afirma— se encuentra en manos del hermano del senador republicano Bernie Moreno y de sus socios, quienes “esperan un alcalde de Bogotá que les deje construir”.
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De este modo, reveló el lazo entre los intereses inmobiliarios en Colombia con las relaciones políticas del actual senador Moreno en EE. UU., asegurando que ese mismo entramado de especulación territorial, lavado de activos y poder político se proyecta hoy en los ataques internacionales contra su gobierno.
El mandatario amplía esta línea histórica al recordar que muchos de los congresistas investigados por parapolítica provenían de regiones donde actuaban esas estructuras de lavado y de violencia, y reivindica el papel de Iván Velásquez —entonces magistrado auxiliar de la Corte Suprema y hoy ministro de Defensa— como quien transformó esos debates en procesos judiciales exitosos que llevaron a prisión al 35 % de los senadores de la época.
Arroyave fundó el bloque capital de las AUC, del paramilitarismo en el centro del país con ayuda de grandes esmeralderos de Boyacá, amigos del paramilitar Angel Gaitán Mahecha y del tercero del Cartel de Pablo Escobar, el señor Gustavo Lozano, tío del que pretende apropiarse de…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 21, 2025
Un entramado que infiltró la política y la justicia
El Presidente señaló que, tras esos procesos, se consolidó un entramado judicial y político que protegió a congresistas, expresidentes y empresarios vinculados con el paramilitarismo y el narcotráfico. Aseguró que el llamado “cartel de la toga” —una red de corrupción en la justicia revelada años después— permitió frenar las investigaciones contra figuras de alto poder, desde exvicepresidentes hasta dirigentes cercanos a Álvaro Uribe Vélez.
“Ahora el ‘cartel de la toga’ trata de dejar en la impunidad al expresidente Uribe, el que a través de las Convivir irradió el paramilitarismo narcotraficante en Antioquia y el país”, afirmó el mandatario, para luego describir la violencia derivada de esa estructura como “el genocidio del pueblo colombiano”, con más de 700.000 asesinatos desde 1948.
Persecución, amenazas y apoyo internacional
El presidente evocó las amenazas que sufrió durante el gobierno de Uribe, cuando su familia debió exiliarse por razones de seguridad, y relató que fue el senador estadounidense Edward Kennedy quien intervino para pedir garantías de protección de su vida.
Recordó que desde entonces ha sido objeto de persecución y montajes por sus denuncias sobre las relaciones entre paramilitarismo y poder político, y que incluso fue víctima de interceptaciones ilegales del extinto DAS.
“Soy presidente de Colombia por mi pueblo y por mis debates como congresista, mostrando la realidad del poder oligárquico de Colombia, una casta política profundamente permeada por el narcotráfico”, escribió.
las Naciones. Unidas reconocen públicamente el error de sus conclusiones sobre potencial de producción de cocaína de Colombia cometido en su propio informe del año 2024 dónde públicó el mapa satelital de cultivos diferenciado en colores por su nivel de uso
Algún investigador…— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 21, 2025
Defensa de su posición internacional y respuesta a nuevas acusaciones
El Presidente rechazó las acusaciones del senador Bernie Moreno, quien lo ha señalado de supuestos vínculos con grupos radicales de Oriente Medio. “Ahora él y sus amigos congresistas de la Florida de la extrema derecha se lanzan a acusarme de ser amigo de Hezbolá y Hamás. Yo soy laico y defiendo la separación entre Iglesia y Estado”, señaló.
En ese mismo sentido, el presidente insistió en que no apoya movimientos fundamentalistas y que su visión es humanista: “No hay ningún pueblo elegido de Dios. El pueblo elegido de Dios es la humanidad”.
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El mensaje concluyó con la presentación del mapa de los cultivos de hoja de coca en Colombia, con el que ha buscado demostrar que buena parte de las zonas señaladas por informes internacionales están en desuso, y que la política de sustitución voluntaria ha sido más eficaz que la erradicación forzada.
El Presidente ha insistido en que hay presiones de sectores políticos muy cuestionados en Colombia, pidiendo atacar al país hasta el punto de pedir una eventual invasión. Bernie Moreno, convertido en alfil por el presidente Trump, es una de esas voces que influyen para criminalizar el Gobierno elegido popularmente. El jefe de Estado ha advertido que quienes le hablan al oído al mandatario estadounidense tienen oscuras relaciones comerciales con el narcotráfico y el lavado de activos.
No habrá lugar a explicaciones, seguramente. Pero lo cierto es que el poder político que nació de la alianza entre paramilitarismo, narcotráfico y la oligarquía colombiana, ya llegó a Estados Unidos. No los detuvo la vigilancia migratoria ni los buques de guerra. Tal vez esa política discriminatoria atiende a ciertos criterios de clase.