“Si el Congreso hubiera legalizado el cannabis no tendríamos un traqueto matando colombianos”: presidente Petro

Tras la incautación de más de ocho toneladas de marihuana en el Huila, el presidente Gustavo Petro advirtió que la negativa del Congreso a legalizar el cannabis mantiene la violencia del narcotráfico contra los colombianos más humildes.
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Policía custodia cargamento de marihuana decomisado.
Foto: El pronunciamiento del jefe de Estado se produjo luego de que Ejército y Policía incautaran 8.683 kilogramos de marihuana en La Plata, Huila. / AFP.

El presidente Gustavo Petro cuestionó este martes al Congreso por haber archivado la legalización del cannabis de uso adulto. En un mensaje publicado en su cuenta de X señaló: “Si el Congreso hubiera legalizado el canabis no tendríamos un traqueto matando colombianos humildes innecesariamente. Más papistas que el papa, el canabis es legal en la mayor parte del mundo y Naciones Unidas consideró que no es dañina a la salud humana”.

Con este mensaje, el mandatario reiteró que la política de prohibición solo fortalece a los grupos ilegales que dominan la producción y distribución. Según Petro, regular el cannabis permitiría debilitar a las mafias y evitar que miles de jóvenes y comunidades vulnerables sigan pagando el costo de un mercado que, en sus palabras, “sigue alimentando la violencia en Colombia”.

Contexto: incautación en Huila

El pronunciamiento del jefe de Estado se produjo luego de que Ejército y Policía incautaran 8.683 kilogramos de marihuana en La Plata, Huila, la mayor operación contra este estupefaciente en los últimos cuatro años. El cargamento, oculto en un camión dobletroque, provenía del Cauca y tenía como destino países de Sudamérica.

Las autoridades atribuyeron el envío a la estructura criminal de alias ‘Iván Mordisco’, cabecilla de las disidencias de las Farc. Según cálculos oficiales, de haber llegado a su destino, la droga habría alcanzado un valor superior a los 11.000 millones de pesos.

La disputa en el Congreso

El mandatario ha señalado que la negativa del Congreso a reglamentar el cannabis de uso adulto sigue alimentando las finanzas del narcotráfico. Aunque una reforma constitucional fue archivada en 2023, el debate reapareció con fuerza en 2025.

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En julio, el representante Alejandro Ocampo (Pacto Histórico) radicó un proyecto de ley que busca establecer un marco regulatorio para la producción, distribución y consumo de cannabis por parte de mayores de edad. La iniciativa prevé un sistema de licencias estatales, control responsable del acceso, campañas educativas, restricciones para menores, beneficios fiscales y la creación de un fondo para apoyar a comunidades afectadas por la criminalización del cultivo. 

De igual forma, avanza en la Cámara el Proyecto de Acto Legislativo No. 003 de 2025, que propone modificar el artículo 49 de la Constitución para incluir la regulación del cannabis de uso adulto. Esta iniciativa ya obtuvo ponencia favorable en primer debate (primera vuelta) en la Comisión Primera.

De la persecución al enfoque de salud pública

El Presidente ha insistido en que la lucha contra las drogas debe enfocarse en las estructuras criminales y no en los campesinos cultivadores. En esa línea, Colombia logró un hito diplomático a través de la embajadora Laura Gil, quien en 2024 impulsó en Naciones Unidas un cambio de enfoque que trascendió la discusión sobre el cannabis. La diplomática defendió la adopción de un marco basado en la salud pública, los derechos humanos y la reducción de daños, y promovió la creación de un comité de expertos internacionales para revisar el régimen global de drogas vigente.

Este viraje en la política internacional marcó distancia con el viejo “Consenso de Viena”, que por décadas había centrado la estrategia en la represión, y posicionó a Colombia como uno de los países que buscan abrir el debate hacia modelos de regulación responsables y diferenciados frente a las sustancias ilícitas.

El choque de visiones que plantea el presidente ya es una discusión ganada por los reformistas del consenso de Viena. Insistir en una lucha contra el narcotráfico a sangre y fuego solo seguirá extendiendo los listados de víctimas, en las que las víctimas no son ni siquiera los consumidores, sino quienes están condenados a cultivar para satisfacer su demanda.